Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100149
Legislatura: 1887-1888
Sesión: 10 de enero de 1888
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Silvela.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 20, 379.
Tema: Crisis por que atraviesa la agricultura.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Siento que algunas frases mías hayan obligado a mi distinguido amigo el Sr. Silvela a usar de la palabra, sobre todo cuando no es completa su salud, como yo desearía.

Debo decir a S.S. que en la cuestión de lo contencioso-administrativo, no solo no ha puesto dificultades el Gobierno, sino que ha tenido que resolver las creadas por los amigos del Sr. Silvela, y que S.S., sin duda, ignora; pero ya que habla de esto, me considero obligado a decir la verdad. Mientras se discutía el mensaje en el Senado, creyó el Gobierno que el Congreso no debía permanecer con los brazos cruzados, y propuso al Presidente que se procurase un acuerdo con los jefes de las oposiciones para discutir el proyecto de lo contencioso y el relativo al matrimonio civil, proyectos los dos de gran importancia, el uno por la suprema necesidad de organizar y simplificar la cuestión de lo contencioso, porque de seguir como hasta ahora, la verdad es que en el Consejo de Estado hay una verdadera denegación de justicia; y el otro, por una consideración de deferencia que debemos al Sumo Pontífice. No pueden darse dos proyectos más urgentes, y sin embargo, los jefes de las minorías se opusieron a que se discutieran ambos.

Conociendo yo la necesidad urgente que hay de discutir el proyecto de lo contencioso, conseguí del Sr. Presidente del Congreso que lo pusiera a la orden del día; y hecho esto, uno de los amigos de S.S. se adelantó a protestar en nombre del jefe del partido contra la discusión de este proyecto de ley. Yo contesté asegurando que no me importaba su protesta, que ya la resolveríamos en el Parlamento, y entonces se presentaron cuarenta y tantas enmiendas. Al ver el Gobierno que si se discutían todas éstas no saldría en dos meses el proyecto de la Cámara popular, se prestó a algunas transacciones patrióticas obligado pura y exclusivamente por la necesidad.

Dígame, pues, S.S. en vista de estos antecedentes, quién es el que ha tenido verdadero interés en que se pusiera a discusión ese proyecto, si ha sido el partido conservador o el Gobierno. Así, queden las cosas en claro y patente el deseo del Gobierno de que este proyecto sea pronto ley. Se ha discutido en el Congreso y seguramente recordará el Sr. Presidente del Senado, que le he dicho que el Gobierno tiene gran interés en que en el momento en que el proyecto venga a esta Cámara, pase a las Secciones, se nombre la Comisión y empiece a discutirse.

Pues si no ha llegado hasta ayer y tienen que reunirse las Secciones, nombrar la Comisión, y ésta estudiar el asunto y dar dictamen, ¿qué hará la Cámara mientras tanto? ¿Va a estar sin discutir nada? Esto no puede ser. Es urgente la discusión de ese proyecto, pero también es urgente, bajo el punto de vista político, sobre todo para el Gobierno, la discusión de los proyectos de ley que forman su programa; porque ya estoy cansado de leer en lo periódicos conservadores y de oír a SS. SS. mismos afirmar que el Gobierno no quiere cumplir su programa, y quiere demostrar a todos que los que más interés tienen en que se cumpla ese programa del partido liberal son el Gobierno y la mayoría; mejor dicho, son los únicos que tenemos interés en que se discutan, porque parece que los demás lo tienen en lo contrario, y precisamente de ahí nace nuestro empeño.

Por lo demás, no puedo dar gusto al Sr. Marqués de Trives, porque las reformas que el Gobierno piensa traer se relacionan todas, como no puede menos de suceder, pero muy directa e inmediatamente, con la cuestión del presupuesto de ingresos, y esas cuestiones, permítame el Sr. Marqués de Trives que lo repita, no las puede presentar el Gobierno más que en el Congreso primeramente, porque el precepto constitucional está terminante, aunque no tenga sentido como S.S. dice; pero el que no tenga sentido en opinión de S.S. un precepto constitucional, no quiere decir que no debamos cumplirlo. (El Sr. Marqués de Muros: Señor Presidente, pido la palabra como firmante de la proposición).

Hemos de discutir, pues, para no perder el tiempo, lo que hay mejor dispuesto, y después discutiremos todo lo demás, que yo le aseguro al Sr. Marqués de Trives que no es menor mi impaciencia que la suya por ver de llevar el alivio posible a los males que experimente nuestro país. [379]



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